Las reacciones de oxido reducción son aquellas en las que un elemento tiene la capacidad de ceder electrones y otro elemento los capta. De esta manera se dice que el agente reductor es aquel elemento químico capaz de ceder sus electrones quedando oxidado mientras que el agente oxidante es aquel que acepta los electrones del agente reductor disminuyendo su propio estado de oxidación.
Entonces el proceso global de oxido reducción se puede dividir en dos reacciones diferentes: la oxidación y la reducción.
La oxidación es una reacción en la cual un compuesto cede electrones aumentando su estado de oxidación. Esta reacción no implica necesariamente un intercambio de electrones.
Por otro lado, la reducción es todo proceso electroquímico por el cual un átomo, ion o molécula gana electrones e implica una disminución en el estado de oxidación del mismo. Este proceso es contrario a la oxidación y ambos van siempre de la mano ocurriendo al mismo tiempo. Es decir que mientras un compuesto se reduce el otro se oxida.
Entonces, en las reacciones de oxido reducción involucran un cambio del número de electrones asociado a un átomo determinado cuando el átomo o el compuesto del cual forma parte se transforma desde un estado inicial hasta un estado final. Todas las reacciones de oxido reducción ocurren con una liberación de energía intrínseca al proceso de transferencia de electrones. Ejemplo claro de esto es la combustión de compuestos orgánicos que proporciona energía calórica, las reacciones que se realizan en una pila (energía química transformada en eléctrica) o las reacciones metabólicas de los seres vivos. Tomemos a los alimentos como sustancias reducidas, las cuales tienen que ser oxidadas por el organismo mediante una serie de reacciones controladas y coordinadas, a través de las cuales se libera energía de forma gradual y se almacena en forma de moléculas de alta energía según los requerimientos energéticos del organismo.
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